En el Día Mundial del Corazón, desde el Ministerio de Salud se recuerda que el principal factor preventivo es mantener hábitos saludables siguiendo tres premisas básicas: alimentarse de forma equilibrada, practicar ejercicio con frecuencia y evitar el tabaco.
Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, oportunidad en la que se busca crear conciencia sobre las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), que ocupan el primer lugar entre las causas de morbimortalidad a nivel mundial. Argentina no escapa a esta tendencia: en nuestro país estas patologías provocan el 39,3 por ciento de las muertes. No obstante, es importante saber que gran parte de las ECV son causadas por factores de riesgo ya definidos, muchos de los cuales tienen tratamientos seguros, accesibles y efectivos. Los principales cuidados para reducir las condiciones de riesgo pueden resumirse en tres ejes fundamentales: mantener una alimentación adecuada, hacer actividad física regularmente y, una de las decisiones más importantes para mejorar la salud del corazón, descartar el consumo de tabaco.
Asimismo, el contexto actual de Pandemia plantea nuevos desafíos ya que los pacientes con ECV se enfrentan a una doble amenaza: no sólo tienen un mayor riesgo de desarrollar los cuadros graves por Covid-19, sino que también subyace el peligro de que descuiden la atención médica que requiere su corazón por temor a asistir a los establecimientos sanitarios.
Pandemia, cuarentena y enfermedad cardiovascular
El Servicio de Cardiología del Hospital San Martín de Paraná realizó una investigación para evaluar el impacto de la cuarentena en la atención de la patología cardiovascular en dicho nosocomio. Se analizó el número de atenciones en consultorio externo (consultas y estudios de diagnóstico), estudios realizados en Hemodinamia y las patologías que motivaron las internaciones durante los meses de abril a julio de este año; y estos datos fueron comparados con el promedio del mismo período en la última década.
Se observó que durante abril, mayo, junio y julio de este año hubo un número menor de atenciones ambulatorias y de hospitalizaciones en el Servicio de Cardiología, atribuidas a la menor circulación y flujo de pacientes como consecuencia del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (decretado a partir del 20 de marzo). Cancelaciones de consultas y retraso en las prácticas de estudios y otros procedimientos médicos, fueron la consecuencia directa del mismo.
Respecto a los pacientes que se hospitalizaron durante el período examinado (en el que hubo 150 internaciones), el 69.33 por ciento se originó desde la emergencia propiamente dicha, en tanto que sólo el 30.67 por ciento restante lo hizo desde el sector de consultorios externos.
Al contrastar estos datos con los del último decenio, se observó que el mayor número de hospitalizaciones ocurrió en el cuatrimestre correspondiente al 2018, en el que se registraron 208 internaciones. Si se compara aquel período con el actual de pandemia, decrece el evento internación el 27.88 por ciento; y en relación al 2019 (en el que hubo 179), también se registra una baja del 16.21 por ciento.
El estudio concluye que las medidas de cuarentena y distanciamiento social impactaron en los factores de riesgo cardiovascular como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad y el tabaquismo. Además, el descuido de los controles de salud en los pacientes con factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes o dislipidemia (niveles excesivos de colesterol o grasas), sumado a los cambios producidos por el encierro y aislamiento, generaron un mayor número de eventos isquémicos (aquellos que ocurren cuando se interrumpe el flujo sanguíneo). Esto pudo observarse en el incremento de las internaciones por patología isquémica aguda y de estudios diagnósticos y terapéuticos realizados en Hemodinamia, en comparación a los nueve años previos.
Algunas recomendaciones
Como se indicó, los principales cuidados son accesibles para la mayoría de la población y tienen que ver con incorporar hábitos saludables:
Mantener una alimentación adecuada: Priorizar el consumo de agua y bebidas sin azúcar agregado; reducir la ingesta de sal; reemplazar los dulces y las golosinas por frutas frescas; en los casos en que se consuman viandas, preferir preparar en casa comida sana, limitando el consumo de alimentos procesados y envasados.
Hacer actividad física, de acuerdo a las posibilidades de cada uno: no sólo hablamos de alguna práctica deportiva, también puede ser jugar, caminar, realizar tareas domésticas, bailar, todas las actividades cuentan y cada paso que demos es provechoso. En el contexto actual es aún más importante mantenerse activo en casa ya que además de ser beneficioso para la salud contribuye a reducir los niveles de estrés, ansiedad y angustia.
Evitar el tabaco: Los fumadores tienen tres veces más riesgo de sufrir una ECV que el resto de la población. A los dos años de dejar de fumar, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce sustancialmente; y a los 15 años el riesgo de enfermedad cardiovascular es similar al de una persona no fumadora.
No postergar el control por temor a la pandemia: Las instituciones sanitarias (hospitales, clínicas, sanatorios) cuentan con circuitos independientes para la atención de pacientes con Covid-19 y protocolos de bioseguridad destinados a reducir el riesgo de contagio.
Controles frecuentes para reducir el riesgo cardiovascular: La presión arterial elevada es uno de los factores de riesgo más importantes; frecuentemente no presenta signos ni síntomas de alerta y muchas personas no saben que la padecen. Además, la ECV es responsable de la mayoría de las muertes en personas con diabetes, pero si ésta es diagnosticada y tratada, el riesgo puede ser controlado de manera efectiva. Finalmente, alrededor de cuatro millones de muertes al año se asocian a los niveles elevados de colesterol; su diagnóstico sólo puede hacerse mediante un análisis de sangre ya que tampoco presenta síntomas ni signos físicos.
Signos de alerta para actuar rápidamente: Las patologías cardio y cerebrovasculares agudas en general se presentan con síntomas como dolor de pecho opresivo, frecuentemente irradiado a los brazos, el cuello o la espalda; sensación repentina de falta de aire; dolor súbito con cambio de color o temperatura en los miembros inferiores; síncope, pérdida de conciencia; palpitaciones de reciente aparición; dificultad para hablar, sensación de mano torpe, pérdida de fuerza o sensibilidad en alguna parte del cuerpo; y edemas de reciente aparición o empeoramiento de los previos.
Las ECV son frecuentes y sus formas agudas pueden ser muy graves (potencialmente mortales o incapacitantes), por lo tanto es importante reconocer los síntomas indicados para no demorar la consulta cuando se identifique alguno de ellos.