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Desde las primeras horas de la noche de este viernes, la aureola del las llamas se podía ver a varios kilómetros de distancia. El fuego ya había provocado destrozos en un amplio predio al oeste de Villa Zorraquin en el transcurso de la semana, pero el viento de este viernes reavivó los restos y las mismas ráfagas fue empujando las llamas en sentido noroeste.

A su paso, el fuego consumió casi un centenar de hectáreas, fundamentalmente plantadas con montes de eucaliptus.
Con mucho combustible en su avance y la sequía reinante, el fuego tomó dimensiones importantes al llegar al sur de Osvaldo Magnasco, quedando por momentos a centímetros de la avenida Vuelta de Obligado y a pocos metros de las viviendas de dicho barrio.

Ante escenario, debieron actuar efectivos de los cuerpos de bomberos Zapadores y Voluntarios, más la colaboración de los vecinos con maquinaria rural. En las primeras horas del sábado, la tormenta de viento hizo que el incendio se saliera de todo control, llegando incluso a poner en riesgo una vivienda al oeste de Magnasco, pero afortunadamente el trabajo de combate a las llamas logró evitarlo.

Las llamas finalmente fueron aplacadas con la llegada de la lluvia, para alegría de los vecinos y alivio de los bomberos que pudieron regresar a sus respectivos cuarteles cerca de las 3 de la madrugada.
Fuente: Diario Río Uruguay.