La mayoría de las nuevas gestiones de gobierno que llegaron al poder el 10 de diciembre de 2023, tanto en la provincia como en el país, recibieron un mandato social muy fuerte, casi un imperativo de época: cambiar al Estado, volviéndolo más austero y, a su vez, eficiente y eficaz, capaz de responder a las necesidades de la comunidad.En ese contexto, las orgánicas y las designaciones quedaron en el centro de la escena. Los anuncios iniciales dieron cuenta de algunos gestos. Por ejemplo, reducciones en el número de ministerios/secretarías o también podas en los escalones intermedios de las pirámides de mando, como las subsecretarías a nivel provincial.
¿Qué pasó en Concordia? O, mejor dicho, ¿qué ha pasado y qué continúa pasando?, teniendo en cuenta que se trata de una realidad dinámica, donde hay retoques casi permanentes. ¿Cuántos cargos de responsabilidad -desde secretarios pasando por subsecretarios, directores, coordinadores, jefes de departamentos, de divisiones, de unidades operativas, etc.- tiene hoy por hoy la estructura? ¿Cada cuántos empleados que cobran sueldo en cada área hay uno que es jefe, fuera del rango que fuere?
Procurar responder estas preguntas implica introducirse en un laberinto de ¡33 normas!, en su mayoría decretos, que han retocado la orgánica desde el 10 de diciembre hasta el presente.
Cada nuevo decreto modifica total o parcialmente uno anterior, agregando, quitando o reemplazando cargos. ¿Por qué semejantes mutaciones? ¿Hay un plan en etapas que se va ejecutando paulatinamente o los cambios son el resultado de marchas y contramarchas, de reajustes basados en prueba y error? ¿Asistimos a la creación de una pirámide de mandos racional y austera –aún en proceso de configuración- o se trata de un “jenga” en el que cada jugador saca y pone piezas como puede?
Tratándose de una “mega estructura” –como la definió un experto en organizaciones, cuyas observaciones reproducimos más adelante- volver visible y, sobre todo, comprensible la organización municipal es un desafío casi imposible. En especial a medida que se desciende en las jerarquías de mando. De las Secretarías hacia abajo, aparecen múltiples cargos que –así se supone- están destinados a que se cumpla con los objetivos de gestión proyectados para cada una de ellas.
Cada designación, como debe ser, va acompañada de un decreto, publicado en el Boletín Oficial de la Municipalidad. Del listado de decretos relevados, surge una cifra total de designaciones efectuadas: 494. De esos 494, hay 457 en las diversas Secretarías y la Jefatura de Gabinete, mientras que el remanente se distribuye entre el Concejo Deliberante, entes y reparticiones: Carnaval, Costanera, INVyTAM, Juzgado de Faltas, Radio y Caja Mixta.
La dificultad de llegar a la máxima precisión radica en que, desde el 10 de diciembre hasta el presente, en esa catarata de 32 normas que han introducido cambios constantes, no son pocos los funcionarios que han sido designados dos o tres veces, primero con una denominación del cargo y luego con otra, lo que obliga a depurar y quitar el decreto más antiguo dejando en pie el último dictado.
Un caso extremo –a modo de ejemplo- es el de un funcionario que –seguramente por un error- apareció designado en dos artículos diferentes de un mismo decreto, y, a su vez, venía de ser designado anteriormente mediante otro decreto. Total, su nombre apareció tres veces. Pero, que quede claro, tiene un solo cargo.
Son 494 jefaturas de distintos rangos para aproximadamente 3060 sueldos abonados, según surge del portal de transparencia de la propia Municipalidad. La proporción promedio es de 1 jefe cada 6 empleados. Pero vale tener en cuenta que esa proporcionalidad cambia muchísimo según las áreas. Hay secretarías más pequeñas donde un tercio o incluso la mitad son jefes. O sea, cada dos sueldos, uno es de un jerarquizado.
Según surge de los decretos, en esas 494 designaciones hay: 7 secretarios; 16 subsecretarios; 80 directores/subdirectores; 47 coordinadores; 4 presidentes; 87 jefes de área; 94 jefes de departamentos; 87 jefes de división; 37 jefes de unidad y 32 de otros cargos (vocales, asesores, etc.).
Es necesario resaltar que a medida que se desciende en la pirámide jerárquica, se incrementa sensiblemente el número de “agentes” municipales que han sido designados. Es decir, son empleados a los que se les ha reconocido su trayectoria en un área concreta de trabajo. Por ello, sería equivocado pensar que las designaciones agregaron personal. Hay -obvio- recién ingresados, pero también son numerosos los que ya estaban y esta gestión resolvió designarlos para el ejercicio de alguna responsabilidad.
Los secretarios tienen haberes que rondan $ 1,5 millón; los subsecretarios $ 1,2 millón; los directores los 899 mil pesos, al igual que los presidentes de los diferentes Entes. De allí para abajo, las cifras dependen en gran medida de la antigüedad del designado. Hay jefes de unidad que perciben arriba de 900 mil y otros que apenas llegan a 400 o incluso menos. La misma disparidad se observa para los restantes cargos.
El conteo por Secretarías, permite notar que en las más grandes, como Desarrollo Urbano y Desarrollo Humano, si bien son más los cargos jerárquicos, disminuye la relación jefes/empleados porque cuentan con una planta de personal masiva. Por el contrario, en áreas de menores dimensiones, como la Secretaría General de la Intendencia o Desarrollo Institucional Estratégico, ocurre lo contrario y se llega al extremo de que, cada dos empleados, uno es jefe.
Fuente: El Entre Ríos