Cuando la mayoría de los concordiense aún dormían, un centenar de policías llevaba a cabo en la madrugada de este sábado 17 allanamientos, ordenados por el Juez de Garantías Germán Dri, a pedido de tres fiscales que llevaron a cabo una investigación que insumió varios meses: Daniela Montangie, Macarena Mondragón y José Arias.
Según trascendió de fuentes de la investigación, la causa fue acumulando fojas por delitos variados, como abuso de armas, tentativa de homicidio, provisión de armas, entre otros. El común denominador siempre fue la cantidad de disparos hacia personas con armas de grueso calibre.
En la mayoría de los casos, las balaceras tuvieron como trasfondo el poder sobre el territorio para el tráfico de drogas.
Varios de los apresados están vinculados a un narco detenido recientemente por la Justicia Federal, de apellido Arce. Constituían el “brazo armado” de la “La banda del millón”.
Entre los prófugos figura Santiago Cabañas, quien protagonizó junto a Arce una fuerte balacera el año pasado en inmediaciones de la UNER, donde hubo heridos. Hay otro dato relevante: la mayoría de los detenidos no supera los 25 años de edad.
En estas bandas armadas participaron varios Monzón. Dos de ellos estaban prófugos, hubo varios procedimientos para dar con su paradero, hasta que finalmente, ayer por la tarde, se presentaron acompañados de su abogado, según pudo saber El Entre Ríos de fuentes extraoficiales.
En total, son tres los Monzón presuntamente involucrados y ahora detenidos. Uno de ellos es Ramón, a quien se lo identifica como un estrecho colaborador de Walter Doronzoro en la vida de la UOCRA, el sindicato que nuclea a los obreros de la construcción. También fueron apresados un hijo y un hermano de Ramón.
Una de los hallazgos que más sorprendió a los investigadores surgió de las pericias balísticas realizadas por la División de Criminalística de la Policía de Concordia. Las vainas servidas colectadas permitieron descubrir que las mismas armas han sido usadas por ambas bandas enfrentadas. “No sé si las alquilan o es gente que se pasa de un bando al otro o son sicarios que trabajan por el dinero para cualquiera”, comentó a El Entre Ríos una fuente ligada a la investigación.
Por último, un detalle: aunque los 17 allanamientos apuntaron a reunir pruebas para desbaratar a grupos armados, sólo se secuestró un revolver. Al realizar los procedimientos, los uniformados se encontraron con casas que se comunican con otras a través de los fondos y pasadizos de toda clase.