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Tuvo que denunciar a la prepaga donde trabaja por la demora en un implante auditivo

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Gabriela es la mamá de Carmela, una pequeña que necesita revertir un grave problema de audición. Todo se aceleró cuando uno de los médicos le dijo: “hoy te toca ponerte la camiseta de mamá y sacarte la camiseta de empleada”.
Carmela tiene un año y ocho meses de edad, es concordiense y entre las secuelas que dejó su nacimiento prematuro tiene un problema auditivo, pero según remarca su mamá, la prepaga a la que está adherida con su familia viene demorando la cobertura de los gastos de un implante coclear, tal como fue recetado por un profesional. En su lugar, la empresa propone una solución con un costo menor en el implante.

Quien decidió relatar la historia para que se haga pública es Gabriela Leites, la mamá de la pequeña paciente, señalando que «Carmela tiene audición en un solo oído y por el izquierdo no escucha». Además mencionó que «fue solicitado un audífono el año pasado, cuando se le detecta la hipoacusia unilateral». Ya en ese momento, «tuvimos bastante problemas con la prepaga porque costó pero bueno, uno por ahí no conoce los derechos, no conoce los tiempos y demás, entonces uno piensa que está dentro de lo normal», agregó.

Sin embargo, con el correr del tiempo, Gabriela contó que «cuando no tuvo más respuesta con el oído y no le sirvió ya el audífono, en Buenos Aires, un profesional nos solicitó el implante coclear, que es algo que va directamente al cerebro y ya su oído no tiene participación».

Para ser más ilustrativa, la mujer detalló que «es el aparatito que uno ve por fuera a las personas que tienen hipoacusia y por dentro va un procesador a la cabeza y eso es lo que hace que ella pueda escuchar». El implante recetado por los médicos «tiene un valor muy elevado, sale 28 mil dólares y para nosotros es un monto imposible de juntar».

Complicaciones y gestiones

La mamá detalló que «Carmela necesita escuchar con sus dos oídos y esto la está retrasando en su lenguaje; actualmente tiene uno que corresponde a un bebé de nueve meses». En ese contexto, empezó su derrotero agotador de gestiones, reclamos, incluso recurriendo a la vía legal. «A mí me costó mucho tomar la decisión de ir por esa vía, porque yo soy empleada de la prepaga, entonces sabía del costo que esto podría llegar a tener para mi situación laboral», puntualizó.

Según explicó la entrevistada, la firma «nos tiene a las vueltas, desde el mes de enero que se presentó todo y los plazos apremian porque el cerebro de ellos ahora está muy permeable, está muy blandito, entonces, es el mejor momento y cuanto antes se implanten los chicos es mejor».

La hipoacusia unilteral ha producido que Carmela «se acostumbre a escuchar con un solo oído, esto también le afectó a ella en su caminar y parece increíble pero cuando no tiene el audífono puesto se va para un costado», agregó.

La burocracia

Gabriela contó que ya han enviado una carta de documento y presentado un recurso de amparo, «pero aún no tenemos certezas», insistió la mamá. Subrayando que la empresa «quiere poner otro tipo de implante, no el solicitado por el profesional que la trata; sino que es uno más económico».

Volviendo a la actualidad del reclamo judicial, aseveró que «la jueza (que interviene) lo que hizo fue solicitarnos a nosotros los presupuestos actualizados, a lo que la empresa apeló, pero la jueza no dio lugar porque contestaron fuera de tiempo, entonces ahora ya estamos esperando a que, si Dios quiere, la semana próxima ya tengamos la sentencia y se iría posiblemente a lo que piden los abogados; que es un embargo».

Para la mujer «es excelente como está actuando en este caso la Justicia y la jueza que lleva adelante el caso, porque ha sido todo muy rápido, justamente teniendo en cuenta la necesidad de Carmela».

Por último, Gabriela mencionó que «en la empresa actualmente estoy de licencia psiquiátrica». Con respecto a su futuro laboral, dijo: «veremos qué pasa el día que yo vuelva, me queda muy poquito tiempo para tener que reincorporarme, porque por ley es un año» para este tipo de licencia que hoy tiene.

En ese contexto, lamentó que a «en el trabajo como que se enojaron conmigo, por la medida que yo tomé y no tuvieron en cuenta que a mí lo que me apuraban eran los tiempos de mi hija y no fue nada contra mis compañeros de trabajo».

La situación tirante e insólita incluyó «hasta que me eliminaran de los dos grupos de Whatsapp, de la comunicación interna que teníamos y nadie se ha contactado conmigo para saber por qué motivos me eliminaron», finalizó.

Fuente: Diario Río Uruguay